Historia de La Batidora - 2da parte

 

 

ASI CRECIO LA BATIDO

 

Probablemente LA BOLA haya sido en ese momento el peor equipo del mundo, y LA BATIDORA no tardaría en ponerse en ventaja a través de Beschan, el Beckham sanjustino de paso fugaz por el auriazul. En ese momento ya se empezaba a vislumbrar algo de lo que sería una  constante en estos casi 3 años de vida: la dificultad para juntar 11 y el poder de fuego que revelaban los 8 goles del debut.


 Luego vendría una derrota y una levantada con varios partidos ganados. LA BATIDORA empezaba a mostrar su ADN, el potencial del equipo se veía, y también varios problemas estructurales. El plantel acotado era tal vez la principal dificultad, y los cambios en la formacion eran habituales fecha tras fecha. Sin embargo, de a poco, se iba formando una base, una manera de jugar, y un conjunto de nombres que se iban repitiendo mas que otros. Pablo era una fija en el arco y los dueños de la zaga Fico y Chiquito Dándolo, el primer gran líder del equipo. Aunque las ausencias obligaban al por entonces  DT, Eloy , a improvisar una defensa nueva cada sábado. Alvaro y Gustavo eran en principio los laterales titulares, pero la realidad marcó que HELVECIA tomaba cada vez mas protagonismo y Julito y Pate tapaban cualquier hueco jugando en cualquier puesto de la defensa. Protagonismo helveciano que también se hacia sentir en la mitad de la cancha con Mariano y Eze con muchos minutos en cancha, alternando con Pitoto, Seracho, Kichi y Fichi. En cambio el 5 era una fija: Mosqui. Arriba todo era mas claro, Albano y Eloy desde el primer momento demostraron que eran una dupla que se complementaba. Tal vez el caso mas paradigmático de lo mas tarde sería LA BATIDÓ fue el Facu, que ya por ese entonces demostraba que era lo que mejor sabía hacer: vender humo. El tipo había entrado por la ventana (hasta el día de hoy nadie sabe porque se lo inscribió), y ni siquiera conocía a la mayoría de los integrantes del plantel y ya le contaba al mundo vida y obra el equipo, utilizando verbos como “…ganamos, estamos, tenemos…”y presagiando un futuro de grandeza. La verdad que hay que reconocer que es un visionario el que lo trajo.


El conjunto era irregular aunque con las individualidades le alcanzaba para resolver muchos de los partidos. Cuando las individualidades no andaban  lo pagaba caro, con derrotas, con 3 derrotas seguidas. El equipo tenia partidos, y dentro estos, momentos. A veces parecía que estaba para ascender y otras  que era un mediocre mas de la B. Jugados 10 partidos se encontraba en mitad de tabla, con 6 ganados y 4 perdidos, las cosas salían o no,  no había medias tintas. Paralelamente, en la parte humana, los avances fueron notables, nadie imaginaba que de un rejunte tal podría resultar un grupo así. Las juntadas y las salidas nocturnas ya eran habituales, lo único que faltaba era lograr la misma regularidad dentro de la cancha. Y vaya si se logró. A partir de la fecha 11 la batidó empezó a ganar, y ganó hasta el final. Siete partidos al hilo, de los cuales los primeros costaron un poco y los últimos los ganó con comodidad. Cada fecha que iba pasando la batidó subía uno o dos escalones en la tabla, a tal punto que llegó a la última fecha segundo, a 2 puntos del líder CAZALIS, pero claro…era Cazaliz y no Burlesque. Finalmente se obtuvo el segundo puesto, que permitía seguir soñando con el ascenso. Se sabía que el camino era largo, difícil, emocionante, aunque nadie imaginaba que tanto.


Para lograr el tan ansiado ascenso era necesario ganar 3 partidos: la pre-pre, la pre y la promoción, 3 partidos (en el mejor de los casos) a suerte y verdad, a cara o cruz, donde un equipo seguía con vida y el otro esperaba un campeonato mas. Las posiciones finales de la B2 y la B3 establecían que LA BATIDORA se jugaba la posibilidad de seguir peleando por el ascenso contra LA PESTE BLANCA, equipo del que no se tenía mucha información, solo que eran un equipo de pibes, que jugaban muy bien y eran bastante livianitos y rápidos. De todas maneras, las 7 victorias al hilo lo hacían sentir favorito al albiazul, que además tenía a su favor  la contextura física de sus jugadores.


Costaba entender semejante  papelón que estaba haciendo LA BATIDORA. Tanto esfuerzo para fallar de tal manera en el primer partido clave. La peste Blanca lo estaba pasando por arriba, literalmente. El 0-2 del primer tiempo lejos de ser exagerado parecía que le habían hecho precio. Pudieron ser 3, 4, 5 goles a juzgar por la diferencia  de situaciones de gol, actitud, juego y velocidad de unos y de otros. Cuando el árbitro terminó ese primer tiempo era todo silencio, confusión, vergüenza, alivio, sobre todo alivio. A LA BATIDORA le quedaba lejos la “A”, había desperdiciado su chance…salvo que el partido de un giro de 180 grados, que suceda un milagro, nada mas y nada menos que un milagro.

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